Cursi se encuentra en el corazón del centro este de Salento y su territorio forma parte de la Unión de Municipios del entrotierra Idruntino, establecida en 2001. Antiguamente, el pueblo pertenecía a la zona Hellenofona de la Grecìa Salentina, y aún hoy la herencia ítalo-griega revive en la historia de su espléndido patrimonio cultural material e inmaterial.
Según una antigua tradición, el nombre Cursi deriva de la presencia romana de una estación de mensajeros, que difundieron las noticias militares en los diversos distritos, ofreciendo después de largas tiradas los famosos "diarios cursores". El pueblo de Cursi está rodeado de verdes campos y antiguos olivares, el orgullo de la economía agrícola y la vocación local de aceite de oliva. La antigüedad del territorio se destaca por la presencia de importantes elementos megalíticos y, en particular, por la arquitectura bizantina, un testimonio histórico de la cultura italo-griega.
El paisaje asume algunos matices singulares en el área del "corte", un término local usado para indicar las canteras de piedra. Las interminables y verdes extensiones de olivares se mezclan con el paisaje perteneciente a la civilización de la piedra, creando escenarios únicos para paseos agradables y sugestivos en la naturaleza. La economía del territorio todavía se caracteriza por la extracción de la "Pietra di Cursi", una de las variedades de lecciso más valiosas utilizadas en aplicaciones decorativas y en la industria de la construcción. La piedra caliza, hecha única por su viveza y la presencia de fósiles antiguos, es la protagonista de todo el paisaje, y su presencia se manifiesta en el campo como en la ciudad histórica.