El municipio de Santa Cesarea Terme se encuentra en el lado este de Salento, con la pintoresca costa que se encuentra dentro del "Parque Natural Regional de Costa Otranto - S. Maria di Leuca y Bosco di Tricase". El territorio se presenta dentro del escenario turístico del Salento entre los sitios balnearios más atractivos y buscados.
El centro habitado se abre al pie de una colina verde, antiguamente llamada Montem Saracenum, en cuyas laderas se alza la torre de vigilancia homónima, también conocida como la Torre de Santa Cesarea que antiguamente comunicaba con el circuito de Torre Specchia La Guardia y Torre Minervino. El territorio costero está marcado por la presencia de aguas termales minerales con propiedades beneficiosas, únicas por la presencia química particular de bromo, azufre y gas sulfuroso de hidrógeno. Las aguas de Santa Cesarea Terme ya eran conocidas en la antigüedad; en particular, los olores sulfurosos característicos habían sugestionado a muchos exploradores y marineros que frecuentaban las costas del Canal de Otranto, favoreciendo el nacimiento de varias leyendas.
Santa Cesarea está así vinculada al mito de los Gigantes Leuterni, que encontraron la muerte en las numerosas cuevas y cavidades de la costa, y la disolución de sus cuerpos hizo aguas subterráneas sulfurosas, reconocibles por el típico olor acre. Pero es en la era cristiana que el territorio y su nombre están vinculados a Santa Cesaria, una virgen ermitaña que según la tradición encontró refugio en las cuevas del lugar, para escapar de las peligrosas atenciones de su padre.
Para dar fe de la gran devoción de la gente por su protectora, se encuentra la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, construida en 1924 para reemplazar la antigua capilla, que según la tradición estaba en el lugar donde murió el joven patrón. Detrás de la iglesia se encuentra el antiguo convento de los Frailes Menores, un edificio que alberga el Museo del Mar en su interior. El Museo conserva una interesante colección de hallazgos del mundo marino, y es posible admirar una preciosa colección histórica de equipos de buceo. Desde las terrazas de Santa Cesarea es fácil perderse en su mar extenso, que es el verdadero protagonista y el guardián del alma antigua y espiritual de estos lugares.
